SALUD INTEGRAL DEL ADOLESCENTE II
Asertividad:
La palabra asertivo, de
aserto, proviene del latín assertus y quiere decir "afirmación de la
certeza de una cosa", de ahí se puede deducir que una persona asertiva es
aquella que afirma con certeza.
Como
estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio
entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suele definirse como
un comportamiento comunicacional maduro en el cual la
persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta
sus convicciones y defiende sus derechos.
Es
una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada,
cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros
legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un
estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica
de la ansiedad, la culpa o la rabia.
Existen tres estilos básicos de comunicación diferenciados:
por la actitud que revelan hacia el interlocutor: pasivo, asertivo y agresivo.
- Pasividad, o no asertividad. Es aquel estilo de comunicación propio de personas que evitan mostrar sus sentimientos o pensamientos por temor a ser rechazados o incomprendidos o a ofender a otras personas. Infravaloran sus propias opiniones y necesidades dando un valor superior a las de los demás.
- Agresividad. Este estilo de comunicación se sitúa en un plano opuesto a la pasividad, y se caracteriza por la sobrevaloración de las opiniones y sentimientos personales, obviando o incluso despreciando los de los demás.
- Asertividad. Es aquel estilo de comunicación abierto a las opiniones ajenas, dándoles la misma importancia que a las propias. Parte del respeto hacia los demás y hacia uno mismo, planteando con seguridad y confianza lo que se quiere, (ignorando) reconociendo que la postura de los demás no tiene por qué coincidir con la propia e intentando producir conflictos de forma directa, abierta y honesta.
A menudo se habla de un cuarto estilo comunicativo, el pasivo-agresivo. Consiste en
evitar el conflicto mediante la discreción, evitando las
situaciones que puedan resultarle incómodas o enfrentarse a los demás con
excusas, falsos olvidos o retrasos entre otros medios. Así, no asume la
necesidad de hacer valer sus propios derechos (agresividad), aunque tampoco se
muestra receptivo hacia los de la otra parte (pasividad)
La
asertividad permite decir lo que uno piensa y actuar en consecuencia, haciendo
lo que se considera más apropiado para uno mismo, defendiendo los propios
derechos, intereses o necesidades sin agredir u ofender a nadie, ni permitir
ser agredido u ofendido y evitando situaciones que causen ansiedad.
La
asertividad es una actitud intermedia entre una actitud pasiva o inhibida y
otra actitud agresiva frente a otras personas, que además de reflejarse en el lenguaje
hablado se
manifiesta en el lenguaje no verbal,
como en la postura corporal, en los ademanes o gestos del cuerpo, en la expresión facial, y en la voz.
Una persona asertiva suele ser tolerante, acepta los errores, propone
soluciones factibles sin ira, se encuentra segura de sí misma y frena
pacíficamente a las personas que les atacan verbalmente.
La
asertividad impide en fin que seamos manipulados por los demás en cualquier
aspecto y es un factor decisivo en la conservación y el aumento de nuestra autoestima,
además de valorar y respetar a los demás recíprocamente.
La
asertividad puede verse como una negociación, un consenso, o un acuerdo con
otro, de modo que los dos salgan beneficiados.
1.
Capacidad compleja por emitir conductas que son reforzadas
positiva o negativamente y al mismo tiempo no emitir aquéllas que son
castigadas o extinguidas por los demás. (Libet y Lewinsohn, 1976).Os
proponemos dos definiciones:
2.
Es la conducta que permite que una persona actúe en base a
sus intereses o sus necesidades, expresar cómodamente sentimientos honestos,
defenderse sin ansiedad inapropiada o bien ejercer tus propios derechos sin
negar los de los demás. (Alberti y Edmmons, 1978).
En la práctica SER ASERTIVO es:
· Ser
capaz de decir "no".
· Ser
capaz de pedir un favor o petición si así lo requieres.
· Ser
capaz de expresar tanto los sentimientos positivos como los negativos de manera
adecuada.
· Ser
capaz de comunicarse adecuadamente.
· Ser
capaz de expresar tu opinión.
· Ser
capaz de mantener los propios derechos.
Ciertas corrientes de pensamiento psicológico postulan que la mente humana
tiene en común sensaciones y sentimientos. La única diferencia entre dos
personas es el momento en el que se muestran dichos sentimientos, provocando
emociones que motivan a actuar. Que una persona no sienta igual que otra en un
momento dado, es por razones educativas, predisposición genética y
condicionante hormonal, que inducirán a encauzar los estímulos de una forma u
otra. Por eso, infieren que la empatía es posible en un individuo capaz de
razonar acerca de sí mismo, evaluar sus sentimientos y razonar acerca de otras
personas de forma que no tienda a justificar sus propios deseos. El deseo sería
la unidad de degeneración del pensamiento objetivo, y el grado de exactitud
estaría desvirtuado, en mayor o menor medida, dependiendo la profundidad del
conocimiento de uno mismo, o lo que es lo mismo, de su inteligencia emocional.
También parece ser que la empatía desempeña un papel significativo en la teoría de juegos y
en la vida económica:
Solamente a través de la imaginación podemos concebir sus sensaciones (sc.
los de nuestro hermano) (...) son las impresiones de nuestros propios sentidos
y no la de los suyos lo que nuestra imaginación copia
Adam Smith, 1759.
Incluso expresiones de la psicología popular tales como
"nosotros", "nosotros los nacionales", "nuestro pueblo",
etcétera, serían imposibles sin tal empatía (es decir, sin la asunción
hipotética de la existencia de "personas parecidas a mí"). Parece ser
que la capacidad de empatizar no es solamente importante
para la observación de una conducta moral o social, sino paralelamente también
para experimentar sentimientos como la envidia, el odio, guerras religiosas,
etc. La filósofa Edith Stein ha realizado un
estudio profundo sobre el problema de la empatía, de un gran rigor filosófico y
científico. Su tesis de doctorado, publicada en español y titulada "Sobre
el problema de la empatía", trata de la esencia de los actos de empatía en
general, así como de la noción de persona que se obtiene a
través del análisis de estos actos.
Por otra parte, se ha observado que un determinado tipo de neuronas, las neuronas espejo, solamente se activan cuando el
mismo acto que realiza un primate lo efectúa otro
que es observado por el primero. De forma análoga, en los humanos se activa la
misma área cerebral, en el curso de una emoción, al observar a otra persona en
el mismo estado emocional. Se ha verificado también experimentalmente que la
empatía es mayor entre personas de idéntico sexo, raza o edad, y que el grado de empatía es muy variable de una persona a otra. Por
tanto, la empatía parece ser un importante factor de cohesión social y es una ventaja
evolutiva desarrollada por selección natural.
Además, parece que esta capacidad, al menos en las personas, es susceptible
de desarrollo y aumento: se acrecienta más fácilmente en los que no han padecido
problemas afectivos, con padres que se han ocupado de ellos, y que han vivido
en un ambiente en el que han sido aceptados y comprendidos, han recibido
consuelo cuando lloraban o tenían miedo, y que han visto como se promovía la
preocupación por los demás... En definitiva, cuando las necesidades afectivas y
emocionales han estado cubiertas desde los primeros años de vida.
Así pues, la empatía describe la capacidad intelectiva de una persona de
vivenciar la manera en que siente otra persona; posteriormente, eso puede
llevar a una mejor comprensión de su comportamiento o de su forma de tomar
decisiones. Es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y
problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus
reacciones emocionales. Como tal es un sentimiento objetivo cuyo
desarrollo requiere un cierto tipo de inteligencia. Quienes padecen autismo, síndrome de Asperger o
determinadas psicopatías ven muy mermada
esta capacidad cognitiva; por el contrario, quienes ejercen un liderazgo altruista suelen
caracterizarse por el amplio desarrollo de esta capacidad. Los estudios
demuestran que esta capacidad suele darse más a menudo en el género femenino de
la especie humana, quizá por el hecho biológico de tener hijos y cuidarlos,
aunque no es privativa del mismo.
Las personas con empatía son aquellas capaces de escuchar a los demás y
entender sus problemas y motivaciones; por eso, poseen normalmente alto
reconocimiento social y popularidad, ya que se anticipan a las necesidades,
antes incluso de que sus compañeros sean conscientes de ellas, y saben
identificar y aprovechar las oportunidades comunicativas que les ofrecen otras
personas. Esta capacidad se extiende entre especies, permitiendo al empático
una mejor interacción con los animales; inversamente, algunos animales poseen
también esta capacidad, como el delfín. Ciertos animales domésticos que
han tenido un largo trato con el hombre, han sido seleccionados a causa de su
empatía.
Nuevos estudios permiten suponer que existe una relación entre la imitación
o simulación del comportamiento y la capacidad de empatizar; incluso en el
mundo animal se investiga la capacidad de empatizar como un posible avance en
la evolución, al posibilitar
relaciones de cooperación o simbiosis. También es frecuente la empatía
entre animales, incluso hacia seres vivos de otras especies.
En el uso común, es la actitud de estar completamente disponible para otra
persona, omitiendo expresar nuestras propias preocupaciones, sentimientos y
pensamientos, para ofrecerle nuestra plena atención. Se trata de ofrecer una
relación de calidad, fundada en un escuchar no valorativo, en el cual
concentramos la comprensión de los sentimientos y necesidades fundamentales del
otro.
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